La historia del arte a veces produce obras tan ambiciosas y valiosas como la “Cámara de Ámbar“, que fue conocida en toda Europa como “la octava maravilla del mundo”, y tiene una historia fascinante ya que su desaparición es uno de los grandes misterios del siglo XX .
La idea de construir aquella cámara partió de Sofía Carlota de Hannover, esposa deFederico I , miembro de la Casa de Hohenzollern y primer rey de Prusia. Su finalidad era la de adornar el Palacio de Charlottenburg, en Berlín, donde vivía la Corte del reino de Prusia y Sofia se propuso tapizar una pequeña sala de aquel palacio, encargando aquel proyecto al escultor y arquitecto alemán Andreas Schlüter que hizo el primer diseño, encargándose después al orfebre Gottfried Wolfram la tarea de llevarlo cabo. Constaba de paneles profusamente ornamentados en los que se utilizó como materia prima el ámbar semitransparente del mar Báltico” una resina fósil proveniente de pinos que existieron hace 50 millones de años y a la que se la atribuyen capacidades medicinales y milagrosas. Las obras duraron 8 años, desde 1701 a 1709 y en ellas se emplearon 6 toneladas de aquel ámbar. Hay que decir que por su rareza, ya en el siglo XVIII el ámbar tenía un precio 12 veces más caro que el oro.
Precisamente por eso, aquella cámara no se llegó a terminar, e inconclusa, fue destinada a una galería del castillo de Charlottenburg hasta que en el año 1712 Pedro I de Rusia la visitó invitado por el entonces rey de Prusia, Federico Guillermo I, hijo de Federico I. El Zar quedó tan impresionado por su belleza que puso como condición “quedarse con misma” si las negociaciones para la alianza ruso-prusiana contra Suecia fructificaban. Al llegar aquellas negociaciones a buen puerto, en 1717 Pedro I recibió su regalo y trasladó aquella Sala a la flamante nueva capital de su imperio: San Petersburgo
El Zar mandó instalarla en Tsárskoye Seló, la Villa de los Zares , que había mandado construir su esposa (que luego sería Catalina I). En 1722 se terminó de trasladar la cámara allí, pero en 1755 la zarina Isabel I la cambió de lugar a su localización más conocida: el Palacio de Catalina. En los sucesivos años La Cámara de Ámbar” fue ampliándose hasta llegar a los 55 metros cuadrados. ” y llegó a convertirse en el símbolo del esplendor imperial zarista
Esta cámara no se terminó hasta que entró en escena Sophie Fredericke Auguste von Anhalt-Zerbst que en 1744 había llegado a San Petersburgo invitada por la emperatriz Isabel (hija de Pedro I y Catalina I) que estaba buscando una esposa procedente de estirpe noble alemana para su sobrino el gran príncipe Pedro de Holstein, nieto de Pedro el Grande y heredero al trono de Rusia. Aquella mujer contrajo matrimonio con él en 1745 y este príncipe fue proclamado en 1762 “emperador de todas las Rusias” con el nombre de Pedro III.
Pero Pedro III era un hombre “infantil” , totalmente absorbido por los juegos de “soldaditos de plomo”, así es que Catalina, ante la apatía política y falta de aptitudes de su marido y contando con el apoyo del Ejército y de los condes Orlov, dio un golpe de Estado, el 28 de junio de 1762 autoproclamándose “soberana absoluta.” y obligando a abdicar al pusilánime de su marido. Así, a pesar de no descender de emperadores rusos fue coronada zarina y pasó a la historia como “Catalina II la Grande”
Fue aquella “emperatriz de todas las Rusias” la que encargó a Bartolomeo Rastrelli el acabar la “Cámara de Ámbar” en su nueva ubicación y este arquitecto creó los cuatro marcos de ámbar, en los que primero se pusieron espejos, después cuadros y finalmente los mosaicos florentinos, con la alegoría de “los cinco sentidos del hombre” convirtiendo aquella Sala en la habitación más lujosa del Palacio de Catalina en San Petersburgo
Llegó la Revolución Rusa, y el Palacio de Catalina no fue dañado pero después llegó la Segunda Guerra Mundial y en el año 1941 Alemania invadió la URSS, llegando hasta la ciudad de Leningrado. Las autoridades rusas, viendo el imparable avance alemán, decidieron trasladar todas las obras de los palacios de Leningrado a Siberia, pero la Cámara no se pudo trasladar porque el tiempo había resecado el ámbar y lo había agrietado por lo que el trasladarlo en piezas podía provocar que el ámbar se rompiese en muchos pedazos.
Así es que intentaron “engañar a los alemanes” forrando la cámara con papel para “esconder el ámbar” pero los alemanes descubrieron el engaño al llegar al palacio, y bajo la supervisión de Rittmeister Graf Solms-Laubach del OKW (Estado Mayor Alemán), dividieron aquella Sala en 27 partes y la enviaron al castillo de Königsberg, entonces Prusia oriental y hoy día la región rusa de Kaliningrado sacando de alli más de 6.000 kilogramos de ámbar. Ahí es donde “se pierde la pista” de esta joya, porque al final de la guerra en 1945, el Salón de Ambar “había desaparecido”
Rusia, decidió realizar “una copia, de esa Sala” (con recursos de empresas alemanas, encabezadas por la compañía Ruhrgas AG) y los restauradores rusos se propusieron restablecer el esplendor de aquella obra. Después de 24 años de trabajo, once millones de dólares y ocho toneladas de ámbar, pudieron conseguirlo ( aunque pero nunca pudieron igualar a “la original” perdida) y en el año 2003 fue inaugurada por el presidente ruso, Vladímir Putin, junto con el canciller alemán, Gerhard Schröder, al finalizar la undécima cumbre Unión Europea al final de los festejos del trescientos aniversario de la ciudad de San Petersburgo.
Tras ser desvalijada por los nazis la leyenda de la desaparición de la “Cámara de Ambar” del Tsárskoye Seló ha sido motivo de una búsqueda frenética por todo el planeta porque algunos restos de este tesoro se encontraron en la antigua República Democrática Alemana (RDA), pero la mayor parte de aquel “botín de guerra” sigue oculto Es entonces cuando surgen mil y una teorías
Se supone que a partir de 1944 como los británicos bombardearon la coudad de Königsberg dejando el castillo prácticamente en ruinas, cuando los soviéticos entraron en esa ciudad, el 9 de abril de 1945, no hallaron ni rastro de “La Cámara de ámbar”.Tiene sentido porque el ámbar es una resina altamente inflamable, que podría haberse incendiado tras aquellos ataques aéreos
Otra posibilidad apunta a que cuando el 21 de enero de 1945 Hitler dio la orden de “mover todas las obras artísticas de valor al corazón de Alemania” , la cámara fuera trasladada por mar en un submarino que resultó hundido por los soviéticos, en cuyo caso ahora estaría en el fondo del mar Báltico.
Pero hay otras tres hipótesis que son las que a mí mas me fascinan.
Primera.- Que la sala “siga en el castillo de Königsberg“. Aunque este castillo fue demolido por completo en el año 1968 se cuenta que tenia “salas subterráneas” que quedaron inexploradas y selladas por los bombardeos
Segunda.- Que la Sala se encuentre junto al “tesoro escondido de los nazis“. En el año 2007 se descubrieron una serie de galería de túneles subterráneos a varios metros de profundidad en la ciudad de Deutschneudorf, en Alemania, rozando con la frontera checa descubiertos en al año 2008. Los análisis de ultrasonidos indicaban la presencia de “numerosas cantidades de oro allí “.
Tercera.- Finalmente algunos afirman que la Sala podría estar en la ciudad de Weimar, en el fondo de una mina abandonada de cobre.
Nadie ha desentrañado este misterio. ¡Que gran tarea para un “Indiana Jones” del siglo XXI
Fuente: mrjaen.com
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